martes, 14 de mayo de 2019

Sorpresas te da la vida

Los llamados partidos animalistas caerían dentro de lo que algunos columnistas denominan ecologismo sandía, porque son verdes por fuera pero rojos por dentro. Yo, personalmente, prefiero llamarles animatontos, por la cantidad de sandeces –que si somos misericordiosos podríamos atribuir a una ingenuidad candorosa- que son capaces de producir en un breve lapso de tiempo.
Sin embargo, como dice el refrán, hay veces que suena la flauta por casualidad, y hasta los más burros –como cada vez que los traigo a colación, pido humildemente disculpas al noble jumento, un animal sufrido y mucho más inteligente de lo que el arquetipo le atribuye- son capaces, de ciento en viento, de decir algo inteligente, y te sorprenden.
Es lo que sucede con Pacma, ese partido animatonto español al que algunos sondeos auguraban conseguir un escaño en el Congreso de los Diputados y que, finalmente, se ha quedado fuera de la cámara baja. Decía que esta formación ha planteado una cuestión con la que, por una vez y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo: exigen (estos nunca piden, nunca ruegan, nunca solicitan: como todos los izmierdosos, se consideran en posesión absoluta y excluyente de la verdad, y por lo tanto exigen) no estigmatizar a las razas de perros potencialmente peligrosas.
Como digo, estoy de acuerdo. En mi indocta opinión –nunca he tenido perro, y pocos de mis conocidos han tenido algún ejemplar de dichas razas-, la culpa nunca (o rara vez) es del animal, sino del dueño, que no lo ha educado convenientemente.
Es como si estigmatizamos a los socialistas españoles por la sola razón de que su fundador proclamó en sede parlamentaria que se saltarían el ordenamiento jurídico cuando observarlo no conviniera a sus objetivos. A veces, muy de cuando en cuando, te sale un político socialista decente y digno de respeto.
Pero lo dicho, no les estigmaticemos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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