Hace
un par de semanas, cuando sólo acabábamos de superar la barrera de los
once mil muertos (confirmados, que ese es otro tema) por el COVID-19, el
ministro del Interior -ése que encarga presuntamente informes policiales falsos
para cubrir a los de su cuerda… y me refiero tanto al ámbito ideológico como al
sexual- decía, muy seguro de sí, que el Gobierno no tenía que arrepentirse de nada.
Así,
con todo el cuajo del mundo. Ni compras de productos que no llegan, o que no
sirven, o que son erróneos. Por Dios (o por Marx), no hablar: ellos son la izquierda,
son superiores moralmente, y son genéticamente incapaces de cometer un error.
Pues
anda y que les den… por donde amargan los pepinos, aunque a alguno de ellos
probablemente eso les guste.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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