jueves, 30 de abril de 2020

Un mínimo de educación, por favor

Precisamente en la entrada de ayer relativa al Covid-19 hablaba de lo que parece el objetivo exclusivo de este desgobierno que padecemos: retener el poder que detentan. Y perdida la vergüenza, si es que alguna vez la tuvieron, pierden también las formas, si es que alguna vez las observaron.
Porque Pierre Nodoyuna anunció a mitad de mes que iniciaría una ronda de entrevistas bilaterales con la oposición para dar los primeros pasos de sus Pactos de la Moncloa (aunque ya sabemos qué entiende la izquierda española por pactos: aquí se hace lo que ella dice, y punto), y que empezaría con el líder del Partido Popular (sí, ese al que no le ha descolgado el teléfono en todo este tiempo). Eso sí, le convocó sin llamarle previamente (se ve que desde aquel me he enterado por la prensa de hace ya tres décadas, en Ferraz le han cogido gusto a la cosa), y poco menos que insultándole, al pedirle que no se autoexcluya y arrime el hombro.
Al menos, en Génova tuvieron la dignidad de mostrar su indignación por enterarse por la prensa de la reunión, señalando muy acertadamente que ése es su espíritu de pacto. Aznar, que de política algo sabe, recomendó al presidente de su partido acudir a la reunión, a pesar de los insultos del PSOE.
Y en este punto escribí hace quince días que como escribo con tiempo, puedo ver cómo se desarrollaron las cosas. Y las cosas se desarrollaron como sigue: dctr Snchz ofreció al PP el trágala de apoyar sus presupuestos (los acordados con neocom, ierreceos y aranistas) a cambio de nada; ya hemos visto (lo dije ayer) que finalmente tuvo que renunciar a los presupuestos de este año y ponerse a trabajar en los del año que viene (y es que, con compañeros de viaje como esos, más vale tentarse bien los bolsillos); el PP reaccionó y no se plegó a la fecha de los suciolistos, demostrando cierta iniciativa, al tiempo que afeaba la mala educación y las ínfulas imperiales de Sin vocales (naturalmente, quien dijo esto fue Cayetana Álvarez de Toledo, que de si algo carece es de pelos en la lengua); iniciativa que remachó trasladando la responsabilidad de la negociación a la sede de la soberanía nacional, en lugar de chalanear extraparlamentariamente.
Que ya sabemos que la palabra de un izquierdista español vale menos que un euro hecho de materia fecal, vale, pero las formas son las formas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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