Lo malo de la democracia es que a veces no consigues lo que te gusta. Peor aún, a veces consigues lo que no te gusta.
Es
el caso del estadio del Cádiz, actualmente llamado Ramón de Carranza.
Consultando en Wikipedia, compruebo que este individuo fue un militar, político
y empresario, fallecido en 1.937 (a los setenta y cuatro años de edad) que
apoyó la sublevación del 18 de Julio (de 1.936, se entiende).
En
aplicación de la ley de desmemoria histérica, el ayuntamiento ha planteado la
posibilidad de cambiar el nombre del estadio, consultando a los aficionados. Y aquí
llega lo divertido, porque la opción más votada ha sido mantener el nombre; la
segunda, llamarlo simplemente Carranza; la tercera, que sea Estadio
Santiago Abascal; y la cuarta… la cuarta es de traca, porque ha sido Francisco
Franco.
No es de extrañar que la noticia termine diciendo Según se ha podido saber ninguna de las cuatro opciones que han sido más votadas han sido aceptadas por el Ayuntamiento. Los progres defienden la libertad de pensamiento… siempre y cuando pienses lo que ellos quieren que pienses.
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