lunes, 5 de octubre de 2020

Desmemoria histérica

La llamada ley de memoria histórica, además de ser un oxímoron -la historia no es memoria-, es una norma sectaria, parcial y partidista. Es una norma no hecha para alguien, sino en contra de alguien: del bando vencedor en la guerra civil española, en concreto, y de todo aquello que suene a España, en general.

No es que haga falta ponerlo de manifiesto: si no tienes anteojeras, lo ves; y si las tienes (ideológicas), no las ves. Tanto la citada norma como su hija bastarda (la de memoria democrática) defienden juzgar (presuntos) crímenes cometidos durante la guerra civil y el franquismo, por más que las leyes de amnistía lo hagan imposible.

Sin embargo, hace algunos años el juez condenado por prevaricación, defensor de tiranos, amigo de ratas de cloaca y, quizá, amigo especial de la fiscal general del desgobierno socialcomunista, rechazó una querella contra Santiago Carrillo por la matanza de Paracuellos del Jarama (eso sí que fue un genocidio) por abuso de jurisdicción.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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