miércoles, 14 de octubre de 2020

Si vis pacem…

Unos cuantos presidentes de Estados Unidos han sido galardonados con el Premio Nobel de la Paz. No es un premio del que estar orgulloso actualmente, vistos los últimos recipendiarios, pero es un premio.

Como decía, recibieron este premio Theodore Roosevelt (en 1.906), Woodrow Wilson (en 1.919), James Carter (en 2.002) y Barack Obama (en 2.009). Todos, menos el cultivador de cacahuetes, lo recibieron estando en ejercicio (lo cual vendría a confirmar hasta qué punto es poco avispado el personaje), y sin que ninguno de los tres últimos hiciera algo llamativo: la Sociedad de Naciones fue un fracaso, Carter es un panoli y el mestizo no había hecho nada reseñable; de hecho, visto cómo dejó el mundo al marcharse, quizá deberían haberle exigido que devolviera el premio.

Hace cosa de un mes propusieron a Donald Trump para el mismo premio, por el histórico acuerdo entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos; de conseguirlo sería, pues, el quinto ocupante del Despacho Oval en conseguirlo. Sólo por ver la cara del giliprogrerío internacional, me habría encantado que lo consiguiera…

Finalmente, se lo dieron al Programa Mundial de Alimentos de la ONU... otra organización que tampoco es que sirva para mucho (útil para el mundo, se entiende), la verdad.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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