domingo, 18 de octubre de 2020

O todas putas, o todas santas

Por parte de algunos bienqueda se señala que se han reabierto las heridas de la Guerra Civil, lamentando el hecho pero sin señalar quiénes las han reabierto.

Y ojo, que no entro a valorar si tienen o no derecho o justificación para abrirlas; pero los que lo han hecho son los políticos de izquierdas, las asociaciones de izquierdas y los intelectuales de izquierdas. No los de derechas porque, lógicamente, no tenían por qué hacerlo: al fin y al cabo, todos sabemos quién ganó la guerra, ¿no?

Y si la llamada ley de memoria histórica fue una norma parcial, sectaria, ideologizada e inconstitucional -por más que algunas personas que conozco digan que como el Prostitucional no la ha declarado tal, no lo es- desde el momento en que va contra la libertad de opinión y de pensamiento consagradas en la Constitución, la proyectada ley de memoria democrática -llamar democracia a la merienda de negros (y que se jodan los del Black Lives Matter si la expresión les molesta) que fue la segunda experiencia republicana en España es, como poco, un sarcasmo- lleva camino de superarla.

Para empezar, prevé anular los juicios del franquismo. Como el artículo no lo especifica, uno no sabe si -por ejemplo- el de José María Jarabo, asesino convicto y confeso que, probablemente, esté ardiendo en el infierno junto a, pongamos por caso, Luis Companys, otro que tal baila. Además, prevé multar hasta con ciento cincuenta mil euros a quienes incumplan la sedicente memoria democrática, expulsar a los benedictinos de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, reflexionará (lo cual es suponer funciones cerebrales superiores a los engendradores de este engendro legislativo… y eso es mucho suponer) sobre el derribo de la Cruz e ilegalizará la fundación Francisco Franco.

Con la colección de inútiles desalmados que pueblan el actual consejo de ninistros, no es extraño que hayan pisado callos hasta decir basta. La citada fundación ha indicado que piensa plantar cara y que, si fuera necesario, se marcharían a un país libre. Las víctimas de la banda terrorista vasca de ultraizquierda emitieron un comunicado en el que manifestaban sentirse ninguneadas por el antedicho aborto legal (la expresión es mío) y, en definitiva, se escribieron artículos razonados y fundamentados -que hicieron rechinar los dientes del giliprogrerío- que señalaban que ni memoria ni democrática, que no había que mitificar conductas criminales y que el destino de las víctimas nacionales fue ser incinerados, quemados vivos o arrojados a sitios inaccesibles.

Si queremos la verdad, la queremos toda.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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