Cada vez que un representante del desgobierno socialcomunista ha hecho, en relación con la Covid-19 -en relación con cualquier cosa, en realidad: además de la mayor colección de malvados que nunca se haya reunido en Moncloa, son también el mayor rebaño de inútiles que nunca haya regido los destinos de España-, un vaticinio, una predicción, una valoración, se ha equivocado. Ha metido la pata hasta el corvejón. La ha cagado.
Y,
entre todos, ninguno como el portacoz científico, que empezó diciendo
que en España no habría más allá de uno o dos casos, continuó no recomendando
la no asistencia al aquelarre feminazi del 8 de Marzo pasado (tengo curiosidad
por ver qué pasa este año… ¿sigue el machismo matando más mujeres que el virus?),
prosiguió anunciando sucesivas disminuciones -que nunca se produjeron- en la
extensión de la pandemia, y que ahora dice que el impacto de la variante
británica de la enfermedad será marginal.
Estamos
todos muertos. Y, mientras tanto, tomaremos té con pastas a las cinco,
comeremos rosbif, beberemos cerveza tibia y conduciremos por la izquierda.
Por ello, y por mucho más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario