miércoles, 6 de abril de 2022

Tienen la piel muy finita

Los seres humanos en general -ya lo indicó Nuestro Señor Jesucristo, al emplear la expresión (supongo que en arameo sonará diferente) ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio- tendemos a utilizar una doble vara de medir, criticando en los demás lo que toleramos en nosotros o, a la viceversa, aplicando a los demás recetas que jamás nos aplicaríamos a nosotros.

En esto, como en tantas otras cosas, los izquierdistas españoles han demostrado ser más humanos que nadie. Humanos en el sentido de pertenecientes a la especie (que no raza, como acostumbra a decirse, probablemente traduciendo directamente y mal del inglés: o no hay razas, como dicen los progres, o hay una multitud, como estudiamos de pequeños) humana, no en el de compasivos o misericordiosos; de esto último, poco tirando a nada.

Para el Chepas, la calientacamas, el becario ubicuo y el producto poco afortunado del espermatozoide más veloz (cruel, lo sé, pero es que no aguanto a Echeminga Dominga ni a sus ideas, que comparte con todos los anteriores), el acosar a la gente si esa gente no comparte su ideología -vulgo, hacer un escrache- es aplicar jarabe democrático.

En cambio, cuando a ellos se les investiga, o se protesta frente a su domicilio particular -defendido, por otra parte, más que si fuera un fuerte de avanzada en el Lejano Oeste-, tales hechos constituyen poco menos que un delito de lesa democracia.

Gracias a Dios, no todos piensan igual. Y entre los que no piensan igual se encuentran algunos miembros de la carrera judicial, que aplican el ordenamiento jurídico con perspectiva jurídica y nada más. Por eso, los marqueses de Villa Tinaja demandaron por acoso a los niños Iglesias Montero a un periodista que investigó si una guardería era ilegal, pero el juez ha absuelto al denunciado, al entender que la actuación del acusado no constituyó un delito, ni los actos por sí mismos, ni por la forma en que fueron ejecutados.

De entre las reacciones neocom a la sentencia -todas críticas, claro está- voy a destacar la de Juanita Petarda, que habla de romper la cláusula de exclusión histórica en el gobierno como causa de la resolución judicial contraria a los intereses de Junior y la calientacamas. No acaba de quedarme claro si la cláusula a la que hace referencia era la de mantener fuera del gobierno a los comunistas, o bien la de no colocar a la madre de tus hijos por el mero hecho de serlo.

¿Me lo aclaras, Petarda?

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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