domingo, 5 de junio de 2022

Todos anormales

En un país normal, probablemente no se sabría que existe una comisión de secretos oficiales, y menos aún quiénes son sus miembros. En España, se sabe.

En un país normal quizá se permitiría la existencia de partidos secesionistas, pero en cuanto pasaran de las palabras a los hechos delictivos se les ilegalizaría ipsoflautamente. En España se permite y no se les ilegaliza.

En un país normal no se permitiría que representantes de partidos separatistas, golpistas, racistas o, directamente, terroristas formaran parte de la antecitada comisión parlamentaria de secretos oficiales. En España se permite.

En un país normal, por fin, cuando uno de los miembros de la repetida comisión revelara lo debatido en el seno de la misma -cometiendo, por lo tanto, un delito de revelación de secretos- iría directo a la trena, perdería su escaño y le caería una multa de tres pares de narices. En España, probablemente, se vaya de rositas.

De donde podemos concluir que España es cualquier cosa, salvo un país normal.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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