jueves, 1 de diciembre de 2022

Hiprogresía

Medio en broma, medio en serio, a veces digo que no me parece mal que los de izquierdas expongan sus ideas -aquí en ocasiones añado que todo el mundo tiene derecho a decir tonterías-, siempre y cuando no las lleven a la práctica.

También suelo decir que no me parece mal que gente que se dice de izquierdas esté forrada de pasta -del nieto del picador a los Bardem, aunque de éstos hay uno que está más forrado que los demás-, pero que sí me parece mal que defiendan el reparto de la riqueza y no prediquen con el ejemplo.

Lo mismo ocurre con aspectos como la sanidad o la educación públicas. A los giliprogres de todo pelaje se les llena la boca defendiéndolas y atacando a sus versiones privadas, pero basta con escarbar un poco para darse cuenta de que llevan a sus hijos a colegios privados -y en las regiones en que los separatistas imponen su sectarismo lingüístico, a centros que imparten las clases en español- o que, cuando están enfermos, acuden a la sanidad privada.

En el caso de la huelga política convocada en Madrid contra Isabel Díaz-Ayuso nos encontramos un paso más allá. Resulta que el sindicato convocante -me da lo mismo si es mayoritario, minoritario o mediopensionista- ofrece descuentos para sus afiliados en la sanidad privada.

Y la presidente madrileña, que no tiene pelos en la lengua, lo ha dicho bien claro: el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer y Mónica MeMa quieren reventar elsistema sanitario.

Para gobernar sobre los cadáveres, supongo…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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