sábado, 31 de diciembre de 2022

Se dicen verdes... y lo están

De siempre, marxismo y economía -ya sabéis, sabia administración de los recursos escasos- han estado peleados. Por más que esa rama del socialismo naciera con el apelativo de científico, y por más que presuman de hacer un análisis de la Historia basándose en la economía, lo cierto es que todas sus iniciativas han sido un rotundo fracaso.

Y oye, que no digo que tengan que estar equivocados (aunque lo piense), ni que sus recetas no sean benéficas y útiles (aunque no lo admitiría ni ahíto de gaseosa). Quizá sea, simplemente, que los seres humanos no estamos preparados, en pleno siglo XXI (como tampoco lo estábamos en el XX, ni en el XIX) para su aplicación.

Porque las ideas de Lysenko fueron un fracaso. La Nueva Economía Política, otro fracaso. Los planes quinquenales, un fracaso por lustro. El Gran Salto Adelante, una masacre con pocos parangones en la historia de la humanidad. El socialismo de Enver Hoxa, el país más atrasado de todo el bloque soviético (que ya es decir). Corea del Norte, un país donde todos se mueren de hambre menos los sucesivos miembros de la oronda dinastía presidencial.

Y como siempre, más preocupados por las formas que por el fondo, hace un par de semanas saltaba la noticia de que los de la mano y el capullo habían diseñado un plan para reeducar a toda la industria, mediante una escuela ecológica para los empresarios que garantice que los trabajadores cuenten con unos conocimientos adecuados para hacer frente a la transición energética.

¿Soy el único que piensa que esto es una absoluta soplapollez que, de salir adelante, nos va a costar un dineral y no nos va a servir para nada?

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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