miércoles, 14 de diciembre de 2022

No prevalecerán... esperemos

Un rasgo perenne en la izquierda española es el odio hacia todo lo que tenga que ver con la Iglesia Católica. Durante esa época luminosa que, según el psicópata de La Moncloa, fue la segunda república, la quema de iglesias (iba a añadir y conventos, pero no estoy seguro) fue algo que, desgraciadamente, no resultó inhabitual.

Estallada la contienda civil, la ofensiva anticatólica se acentuó: ejecuciones sumarias y masivas de católicos, fueran religiosos o laicos (luego, la izquierda presente se escandaliza de que la Iglesia Católica reconozca tantos mártires caídos en la guerra civil… ¡pero si los fabricaron ellos!), destrucción de obras de arte que tuvieran que ver con la religión, profanación de cadáveres de religiosos, violaciones y asesinatos de monjas, fusilamiento y destrucción del monumento al Sagrado Corazón de Jesús

Y, como hay cosas que no cambian -por eso lo he llamado rasgo perenne-, la izquierda española, heredera de lo peor de la segunda república (dudo que hubiera algo bueno, pero vale…), tiene entre ceja y ceja el Valle de los Caídos y, en concreto, la cruz que corona la basílica, la más grande del mundo.

Dado que Sin vocales ha mostrado ser perfectamente capaz de pasar de las palabras a los hechos, era perentorio que se produjera la protección de la cruz del modo más eficaz posible. Y en esa línea parece ir la Comunidad de Madrid, dado que del articulado de la futura Ley de Patrimonio Cultural se desprende que permitiría incluirla.

Pero Vox, que se anda menos por las ramas y va más a la confrontación con la izquierda, pide que se la declare bien de interés cultural.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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