lunes, 24 de julio de 2023

Muertos de hambre, pero felices

Para el ecologismo sandía -verdes por fuera, rojos por dentro-, la culpa del calentamiento global la tiene, no el hombre en general, sino el sistema capitalista en particular. Parecen olvidar que los mayores atentados medioambientales han sido perpetrados por regímenes de izquierdas, del mar Negro al Amarillo.

En esta línea de pensamiento (lo de pensar lo digo en sentido amplio, no me lapidéis), una alemana defiende el decrecimiento como único modo de salvar el planeta, además de limitar el consumo de alimentos con un tope diario.

Afirma esta interfecta que puesto que habría más igualdad en este ámbito, la gente también sería más feliz y la vida sería incluso más agradable de lo que es hoy en día, porque la justicia hace feliz a la gente.

Se equivoca esta señora de cabo a rabo. Habría igualdad, sí, pero en el grado de cabreo de la gente. Y, como todo el mundo sabe, el cabreo y la felicidad se dan de patadas. Por otra parte, la justicia no hace feliz a la gente, lo que hace es que (sobre todo si hablamos del que no la sufre) se queden (más o menos) satisfechos.

Lo que de verdad hace feliz a la gente es la felicidad.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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