Los neocom no dejan de ser la versión 2.0 de los paleocom, los comunistas de toda la vida. Salieron a la superficie con el llamado movimiento 15-M, un movimiento bastante extraño, puesto que consistía básicamente en quedarse quietos en un sitio sin moverse, sin lavarse y sin hacer nada de nada salvo perorar y perorar… algo que siempre se les ha dado muy bien a los marxistas de toda condición.
Inmediatamente, tanto los de la
mano y el capullo como los de la hoz y el martillo quisieron aprovecharse de ellos,
convertirles en el instrumento para desalojar del poder a la derecha que
entonces gobernaba. Como cada vez que una élite ha intentado aprovecharse del
populacho para cambiar las cosas, casi les salió rana, porque los neocom fagocitaron
a los paleocom, y a punto estuvieron de sobrepasar a los suciolistos.
Con el tiempo, las élites del
partido hicieron lo que siempre han hecho los comunistas, magistralmente
reflejado por Orwell en su Rebelión en la granja: ir purgando a los
desafectos al líder, y que ese líder viviera como un pachá.
Pero como no se puede tener
engañada a demasiada gente demasiado tiempo, el 2.0 ha ido aproximándose en sus
resultados electorales a los que tenía el 1.0, y las perspectivas del 3.0
tampoco es que sean como para tirar cohetes…
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