Cuando en la izquierda se producen
casos delictivos, se trata de sucesos
aislados, por muy repetidos y frecuentes que sean los mismos. Cuando ocurren
en la derecha, hay un clima de corrupción,
o expresión equivalente. Todo esto, desde el punto de vista de la izquierda, claro
está.
Ahora, cuando la podredumbre de los
llamados sindicatos más representativos
comienza a rebosar y el hedor a corrupción resulta insoportable, el PSOE se
descuelga con que hay una campaña del Gobierno contra los sindicatos. Ojalá, pero no es necesario: las sedicentes organizaciones de defensa de los
trabajadores se desacreditan ellas solas, tanto por la actuación de sus
líderes como por su funcionamiento interno, perfectamente equiparable al de
cualquier partido político… español, por supuesto.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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