viernes, 20 de diciembre de 2013

No tan tonta

Ana Botella arrastra el estigma (para la izmierda, por supuesto; las críticas a Carmen Romero cuando fue diputada eran fruto de la carcundia más reaccionaria) de ser señora de; en concreto, de José María Aznar, la figura más detestada por la progresía española. Como consecuencia, el circo mediático retroprogre magnifica sus errores y esconde sus aciertos.
Sin embargo, Ana Botella no es ninguna inútil (otra cosa es que probablemente el cargo de alcaldesa de Madrid le venga grande, pero… ¿a quién no?). Tiene una carrera universitaria, una oposición y una vida profesional anterior a la política (cosa que no puede decirse, por ejemplo, de Masturbito). Y aunque su prosodia y su acento en inglés sean manifiestamente mejorables, tiene una cabeza bastante bien amueblada y criterio propio, como lo demuestra el hecho de que haya tenido la inteligencia de detectar (eso no es muy difícil) y el valor (porque discrepar del líder tiene peligrosas consecuencias en los partidos políticos españoles) de decir que la actuación en el gobierno del Partido Popular está provocando una fragmentación significativa de su base electoral.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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