Esta semana se ha celebrado, como
todos los años, el día de la Constitución. También como todos los años
últimamente, se ha planteado la necesidad o no, la conveniencia o no, de
reformarla. En mi opinión, reformar la constitución podría quizá resultar
conveniente, pero no es en modo alguno necesario. Bastaría con que se cumpliera
en sus justos términos para que España fuera mucho mejor: desde la patria común
e indivisible de todos los españoles hasta el funcionamiento democrático de los
partidos políticos, pasando por la igualdad de todos los españoles ante la Ley,
la verdadera división de poderes o la suspensión de aquellas autonomías que
atenten contra el interés general.
Una vez conseguido dicho cumplimiento
(nada más, pero también nada menos), podemos hablar de todas las reformas que
se quiera.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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