Tradicionalmente, el Partido Popular
en general y su presidente en particular reservan los peores modos cuando se
dirigen, no al hijo de P o al intelectual de Argamasilla, sino en los
intercambios dialécticos con la líder de UPyD. Es cierto que Rosa Díez, con esa
pose de no haber roto nunca un plato y ese tono demagógico, no invita
precisamente a la educación.
Probablemente, esa actitud se deba a
que con los dos líderes instalados en las poltronas de sus respectivos
partidos, estiman que no pueden robarles demasiados votos (en todo caso, los
comunistas se los robarían a los socialistas, que perderían electorado por
ambos flancos), mientras que un partido de izquierdas relativamente moderado y
sin esqueletos en el armario (que se sepa) sí que puede suponer un enemigo de
cierta importancia si se le permite crecer como Aznar hizo con Rodríguez.
Sin embargo, recientemente se ha caído
en la más sectaria de las mezquindades: en relación con la retirada de los
subsidios a etarras, al vetar Amaiur (el brazo político del verdadero enemigo, que son los terroristas) la propuesta pactada por PP y UPyD, el PP votó en contra de la que sólo llevaba la firma de UPyD, pese a que eran iguales
y aunque lo había pactado previamente.
Mientras, el PSOE se abstenía por principios... como si supieran lo que es eso.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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