La llegada de zETAp a La Moncloa
demostró que, literalmente, cualquiera podía llegar a presidente del Gobierno
de España. Hasta un zote sectario e inepto como él.
La muestra más evidente es que el
circunflejo no sólo es tan tonto como para hacer tonterías, que diría Forrest
Gump, sino que además no se corta un pelo en decirlas. Y se queda tan pancho
después…
Con motivo de los recientes escándalos
por los sobrecostes en la construcción de la línea ferroviaria de alta
velocidad hacia Francia por Cataluña, ha contado cómo designó a la constructora: lo hizo por intuición. Ni
valorar ofertas, ni cumplir los requisitos, ni seguir la legislación sobre la
contratación pública (en la que no se contempla que el presidente del Gobierno
adjudique contratos). Y claro, así salieron las cosas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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