sábado, 31 de mayo de 2014

Cligès

Si Erec y Enide era como una comedia romántica juvenil, Cligès resulta más bien un culebrón, con herencias, promesas incumplidas, engaños y, por supuesto, final feliz. Mientras, el autor se entretiene en endilgarnos varios soliloquios de los personajes en plan ¿Me quiere? ¿No me quiere?, seguidos de reflexiones sobre Amor, así, con mayúscula y sin artículo.
Nuevamente, el rey Arturo se convierte en un pretexto para situar la acción, y esta vez por partida doble, primero con Alejandro y luego con su hijo Cligés. Lo que uno no se explica es como cada dos por tres aparece una doncella que es la más hermosa de todas (aunque eso ya pasara en la obra de Monmouth), al tiempo que un caballero desconocido descabalga, uno tras otro, a los paladines de Arturo, Lancelot incluido.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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