Vicente del Bosque tiene fama de buena
persona, quizá porque, a diferencia de otros entrenadores de fútbol, jamás ha
dicho una palabra más alta que otra. Más o menos como Guardiola, que tenía fama
(inmerecida) de educado hasta que dijo aquello de que José Mouriño era el puto amo (ay, Pepito, a ver si vamos
a tener que lavarte la boca con jabón…).
Sin embargo, no hay ser humano
perfecto, y el seleccionador nacional de fútbol tampoco lo es. Quizá con motivo
por el modo en que se produjo, pero una década larga después todavía no ha
perdonado al Real Madrid su no renovación. Del mismo modo, al estilo de los
progres, disculpa en los jugadores del Barcelona cmportamientos más graves que
similares en el Real Madrid.
Pero da lo mismo. Ya estamos
acostumbrados a ello, y no nos sorprende. Por ello, que intente explicar la no
convocatoria de Álvaro Arbeloa dentro de la lista previa para el Mundial de
Brasil resulta algo a medio camino entre lo patético y lo hilarante. No podía
decir que era por estar lesionado, puesto que a Villa se le convocó recién
salido de una lesión porque era uno de
los nuestros (ergo Arbeloa no lo sería, entonces), así que ha optdo por
decir que es un hombre muy integrador y
que, además, es muy querido y apreciado
por él. Pues tiene una extraña manera de demostrarlo usted, señor marqués…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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