Eso lo saben bien los políticos y
parapolíticos, en especial los de izquierda. No se cansan de plantear medidas,
posibilidades y soluciones que, en teoría (en su teoría) funcionarían en la práctica, pero que a la hora de la
verdad no son tales soluciones, sino solo proclamas vacías.
Un ejemplo muy típico se da en todo lo
que tenga que ver con la religión cristiana, en especial la católica. Critican que
la Iglesia condene la homosexualidad, pero callan como putas cuando en el Islam
se lapida o ahorca a los homosexuales; critican la Inquisición, pero no parecen
querer saber nada de la caza de brujas (literal) que realizaron los
protestantes por la misma época; condenan las críticas al Islam, pero ellos
critican, vituperan y denigran el cristianismo; y defienden el que en la
catedral de Córdoba –antigua mezquita, pero más antigua aún iglesia cristiana-
se realicen actos de culto musulmán… pero ni se les ocurre hablar de ceremonias
cristianas en Santa Sofía de Constantinopla…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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