La
izquierda en general es zafia, grosera y maleducada, tanto más cuanto más a la
izquierda se encuentra. Debe ser que consideran las normas de urbanidad como
algo carca, retrógrado o burgués, y así es raro verles siguiendo el protocolo:
tan pronto se disfrazan de oso panda con motivo de la Pascua militar como se
presentan a una sesión del congreso en sahariana con los faldones por fuera.
El ejemplo
más reciente y acabado de gañanismo
lo tenemos en Junior, que va en
mangas de camisa a donde sea: a una reunión con el presidente del Gobierno, a
una recepción en el Congreso de los Diputados o a un debate electoral. Aunque él,
al menos, y aunque se remanga la camisa, la lleva por dentro de los pantalones,
mientras que su segundo (detrás de él, todos son segundos), al que he
renunciado a identificar –Monedero o Errejón, tanto da que da lo mismo-, iba
con ellos por fuera de los pantalones.
El problema
de este muchacho es que, en su día, nadie le dio dos leches bien dadas para
ponerle en su sitio. Eso, o el ser hijo de un terrorista.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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