Un
familiar que la conoce personalmente dice que la actual alcaldesa de Madrid –con
el apoyo del PSOE, no se olvide- es una persona muy inteligente. No pongo en
duda que quizá hace años lo fuera, pero en la actualidad dicha inteligencia se
encontraría opacada, a partes iguales, por el sectarismo y (seamos suaves) la
edad.
En primer
lugar, el sectarismo. A comienzos de este mes saltó la noticia de que rendiría
homenaje a aquel movimiento que, paradójicamente, consintió básicamente en
hacer sentadas –en general, en ayuntamientos donde gobernaba el Partido
Popular-, colocando una placa en la Puerta del Sol. Como siempre, la izmierda dando muestras de su doble vara
de medir: si es la derecha la que vulnera la sedicente legalidad, se les quitan
las placas; si es la izquierda, se les ponen.
Y en
segundo lugar, la flojera mental. Uno no sabe a ciencia cierta si esta señora
es tonta o se lo hace. Su penúltima propuesta consistió en un concurso para niños en el que competirían a ver quién recoge más colillas. La propuesta,
además de estúpida –vamos a dejarnos de paños calientes- resulta profundamente
antihigiénica; además, para eso está el servicio de limpiezas.
La última
propuesta, muy en la línea del ecologismo
sandía, fue anunciar que una de las medidas que presentaría en la cumbre
sobre el cambio climático (esa sí que es una cuestión discutida y discutible,
Rodríguez, y no la de la nación española) sería la de la acupuntura urbana, que según el artículo consiste en intervención en edificios e infraestructuras
a través de soluciones basadas en la naturaleza como cubiertas y fachadas
vegetales, creación de microclimas, pavimentos permeables, acciones de
revegetación en solares, etcétera. Como siempre, sin entrar en detalles.
A ver,
que alguien, quien sea, pronto, quite a esta señora de la alcaldía de la Villa
y Corte. Por favor.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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