Cuando
leí el titular de que habían amonestado a un estudiante en Mallorca por decir
no demasiado alto (pero en español) Viva España
y viva el Rey, y antes de leer el texto del artículo en el que se recoge la
denuncia, pensé lo mismo que el articulista: ¿habría hecho lo mismo la
profesora si el alumno hubiera dado vivas, aunque fuera en español y gritando
como un descosido, a Cataluña o a los (sedicentes) países catalanes?
Eso
sí, creo que pecan de ingenuos –o nos toman a los demás por tontos de baba- los
que dicen Pues bien, como ciudadanos
democráticos que somos, nos parece lamentable que una profesora (justamente de
catalán) ejerza esta brutal e injusta censura, amonestando a un alumno por
vitorear en voz floja a nuestro rey y a nuestro país”. Son precisamente los
profesores de catalán, tanto más cuanto más fuera de Cataluña se encuentran,
los que confunden la inmersión lingüística
con el ahogamiento y, por lo tanto, los más proclives a ejercer este tipo de
censura, siempre injusta (la censura
lo es siempre) y con frecuencia brutal.
A
ver si lo que pasa es que a la profesora le molestó que el alumno dijera que tendre que ir a Cataluña a estudiar catalán
ante la imposibilidad de aprenderlo aquí.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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