La izquierda en general, y la española en particular,
nunca ha tenido un verdadero programa (ya es paradigmático que el eslogan que llevó
al PSOE al poder en 1.982 fuera por
el cambio: cambio ¿a qué, en qué, de qué, para qué?; no importa, lo que contaba
era cambiar lo que había). Se limita a ir a la contra de todo lo que ha hecho la
derecha: así, Snchz ya ha dicho que si llega a la presidencia del
Gobierno derogará la reforma laboral aprobada por el PP. ¿Para sustituirla con qué?
Da lo mismo, la cosa es ir a la contra.
Cuando su escasez ideológica no da para más,
buscan revivir viejos fantasmas, pensando que les podrá servir para algo: en 1.996
fue el anuncio del dóberman (aunque, a toro pasado, creo que el perro debía ser
un pitbull, por entonces no demasiado conocido pero que por su complexión correspondería
más al político a vilipendiar, esto es, Álvarez Cascos); ahora, en 2.015, han resucitado
el no a la guerra, una guerra en
la que no hemos participado (en la otra tampoco lo hicimos –fuimos a Irak cuando
ya había terminado, al menos sobre el papel-, pero ya se sabe que esta gente nunca
deja que la realidad les estropee una consigna).
Afortunadamente (en el sentido de que parece
que algunos españoles han adquirido algo de seso durante la última década), ni
mil personas asistieron a la manifestación
convocada, y ninguno de los habituales (los Bardem –estarían despidiendo más gente
antes de que Snchz derogue la reforma laboral del PP-, Wyoming
–estaría revisando su amplio parque inmobiliario-, Juan Diego Botto y demás) asistió.
A mencionar una viñeta de Forges en la que
se venía a decir que la gente (sólo los progres, se sobreentiende) se manifestaba
en contra de la guerra desde la de Irak y hasta ahora. No recuerdo yo manifestaciones
cuando el minijtro del ramo mandaba militares a morir en Afganistán.
Claro, que sería que los muertos cuando gobierna la izmierda no merecen que esa misma izmierda se manifieste por ellos, que diría el ex general neocom.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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