A
los neocom españoles se les podría
aplicar perfectamente algo que he leído hace poco respecto a alguna figura
histórica que ahora no recuerdo: nunca dejan pasar la ocasión de dejar pasar la
ocasión. En este caso, de cerrar la boca, siquiera fuera metafóricamente.
Me
refiero en esta ocasión al consistorio gaditano, presidido por el inefable
(porque no hay palabras para describirle) Kichi,
que hace un mes avisó, con apenas dos días de antelación, que entregaría en Madrid el VII Premio Libertad Cortes
de Cádiz. Alegó como causa la
imposibilidad del Ayuntamiento de Cádiz de asumir el abono del viaje y de todos
los gastos que conlleva el desplazamiento y la estancia en la ciudad a los
familiares de los premiados. Todo muy razonable y puesto en razón, salvo
por un par de detalles: el galardón fue concedido por el anterior consistorio
(presidido por la popular Teófila
Martínez)… y a opositores antichavistas.
Y ya
sabemos todos las simpatías que los neocom
españoles sienten por el Gorila Rojo,
felizmente difunto, y sus seguidores (todas), así como por los que se le oponen
(ninguna).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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