Según
la parte más radical de algunas aficiones futboleras (y, de rebote, de las
directivas, puesto que no critican semejante actitud), ni España, ni su Rey, ni
su himno, merecen respeto alguno (lo que no se explica es por qué, en tal caso,
se empeñan en seguir jugando unas competiciones que no consideran como suyas).
Esta
circunstancia se pone de manifiesto especialmente en las finales de la Copa de
Su Majestad el Rey en las que participan el Barcelona, el Bilbao o ambos. Con ocasión
de la última celebrada, y de la escandalera montada, se planteó la posibilidad
de sancionar a los equipos participantes. Sin embargo, se decretó el archivo de
las actuaciones (algunos lo justificaron en que ya ha ocurrido otras veces y
nunca se ha hecho nada… bueno, alguna vez tendrá que ser la primera, ¿no?).
Al
menos, parece que la fiscalía ha recurrido el precipitado archivo (la palabra
no es mía, es del titular… considerando que le han estado dando vueltas meses y
meses al tema, sí que se dieron prisa en archivarlo) de la causa. No creo que
la cosa llegue a ninguna parte (a ninguna buena, quiero decir), pero cuanto más
se esté machacando con el tema, mejor.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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