No
voy a hacer demasiadas reflexiones sobre los recientes atentados en Bruselas,
porque las que hice con motivo de los de París son perfectamente válidas. Más
aún incluso, puesto que parece que no aprendemos mientras siguen matándonos.
Hay
cosas, en efecto, que no cambian. Los neocom
españoles siguen sin unirse al pacto antiyihadista, aunque acudirán a las reuniones como observadores (es de
suponer que para luego ir corriendo a contárselo todo a sus patrocinadores), cosa
que no parece molestar al Gobierno (que dice aquello de que mejor eso que nada) pero sí y mucho al
partido con pretensiones de bisagra. Mientras, en la asamblea legislativa
navarra no ha salido adelante una condena unánime a los atentados porque paleocom, neocom y p-ETA han aducido que no pueden firmar mantener a media
asta la bandera europea porque en su día votaron retirarla; solventado este
pequeño incidente por el expediente de colgarla mientras dure el duelo, han accedido a firmar. La extrema izquierda, mientras tanto, le echa –tanto dentro de los ayuntamientos como en la calle- la culpa a Occidente de que nos maten.
Nihil novo sub solem. Y mientras, la morisma afilando los
cuchillos para degollarnos a todos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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