Lo
que más me molesta de los izquierdistas no son sus ideas. Creo en el derecho de
cualquiera a tener sus creencias y convicciones, por estúpidas que sean,
siempre y cuando no pretendan imponérmelas a la fuerza. No, lo que más detesto –y
es un rasgo tanto más acentuado cuanto más a la izquierda se encuentra el
sujeto- es su grosería, su chabacanería, su falta de urbanidad: en una palabra,
lo maleducados que son.
Este
rasgo se ha puesto recientemente de manifiesto con motivo de la visita de la bruja Piruja al Salón de la Enseñanza.
Cuando se encontró con dos militares que estaban en el certamen, como una de
las salidas tras la educación obligatoria -aunque, según uno de los implicados,
fue la neocom la que se detuvo, lo
que indicaría que iba buscando montar el numerito-, la interfecta les espetó un
no me gusta que estéis aquí. Los
militares, en lugar de hacer lo que estoy seguro que el cuerpo (y no el Cuerpo)
les pedía (esto es, responder algo así como y
a nosotros tampoco nos gusta que tú estés donde estás, y nos aguantamos),
actuaron con una educación exquisita, de la que la primera edil de Barcelona
carece, y contestaron que respetaban las palabras de la susodicha.
Por
una vez, el Gobierno estuvo al quite y pidió inmediatamente a la maleducada que
se respete a los militares como profesionales e individuos. No puede decirse lo
mismo del antiguo JEMAD y actual neocom,
que defendió a su conmilitona diciendo que en sus palabras no había desprecio
ni humillación.
Para
empezar, no humilla quien quiere, sino quien puede. Y para terminar, lo que había
en las susodichas palabras es odio hacia quienes poseen aquello de lo que
carecen los neocom españoles:
disciplina, sacrificio, principios y, por encima de todo, amor a España.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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