jueves, 3 de marzo de 2016

No hay ovarios

He leído hace poco en Facebook una proclama de una interfecta de raza negra –al menos, quien lo ponía retuiteaba, valga la expresión, la proclama de esta individua- en la que, en un contrasentido continuado, afirmaba:
No. No respeto tus creencias religiosas.Respeto tu derecho a tenerlas y tu derecho a expresarlas.Te respetaré a ti tanto como me respetes a mí.No respeto tu “derecho” a decir que soy malvado. No respeto tu “derecho” a decir que voy a ir al infierno. No respeto tu “derecho” a imponerme tus creencias.No respeto la igunorancia. No respeto el lavado de cerebros. No respeto los cultos. No respeto el odio, el fanatismo, la misoginia, el sexismo o la tiranía.No respeto tu religión. Y no tengo que hacerlo.
Casi parece el discurso de un socialista, diciendo una cosa y la contraria sin solución de continuidad. Porque si mis creencias religiosas dicen que mi interlocutora es malvada, ¿cómo puedo expresar esas creencias sin decir que es malvada? O, dando la vuelta a su aserto, si yo la respeto tanto como ella me respeta a mí, no tengo por qué respetarla, puesto que empieza diciendo que no respeta mis creencias religiosas y acaba diciendo que no respeta mi religión; pero, implícitamente, sostiene que hay que respetar su ateísmo.
En cuanto a contra qué religión en concreto va dirigida esta soflama, no estoy seguro. quien la republicó es anticatólico, así que cabe pensar que estaba pensando en la Iglesia Católica; pero si se habla de ignorancia, lavado de cerebros, odio, fanatismo, misoginia, sexismo y tiranía, hay una sola religión que encaja como un guante: el Islam.
Viene todo este preámbulo a cuento de que hace dos semanas largas, la bruja Piruja presidió una entrega de premios en el que una poetisa (poetastra, más bien) declamó una versión sacrílega del Padrenuestro. La neocom defendió semejante afrenta apelando a la libertad de expresión, el arte y demás pamemas progresoides, mientras que el representante popular en el Ayuntamiento de la Ciudad Condal abandonaba la sala manifestando lo mismo que siempre he pensado: que esas capullas no tendrían las narices suficientes para ridiculizar versos del Corán.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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