Llevaba
algún tiempo sin traer a colación el tema de la estríper metida a política neocom. Hoy vuelve como consecuencia de
la apertura del juicio oral (hace casi tres semanas, pero así va este blog) por
su delito contra la libertad religiosa perpetrado en la capilla de la
Universidad Complutense.
La portavocas del consistorio madrileño, en
un ejemplo del más rancio casticismo, pidió entrar –a través de sus escoltas- en
la sede judicial en coche policial camuflado por el garaje, para así evitar el paseíllo. También solicitaron una sala
aparte para no permanecer en el pasillo antes de declarar. El juzgado, gracias
a Dios, rechazó semejante tratamiento tuvo que entrar como cualquier acusado.
Una vez
ante el tribunal, sostuvo que el asalto a la capilla fue una actuación legítima y pacífica. Ni legítima, ni
pacífica. No fue legítima porque entrar en un lugar de culto profiriendo
manifestaciones contra los que se encuentran allí en el libre ejercicio de su
fe es delito. No fue pacífica porque gritar arderéis
como en el treinta y seis es algo que resulta tan pacífico como decir rojos al
paredón.
También
declaró que el torso desnudo no tiene que ser una cosa ofensiva (aunque... ¿no habíamos quedado en que no se había desnudado?). Estoy de acuerdo, pero habría que matizar que
depende de dónde, de cuándo y de cómo. En cualquier caso, y como de costumbre,
animo a doña Rita a que siga exponiendo tan progresistas puntos de vista, a ser
posible con ejemplos, en los templos de las demás confesiones religiosas, permitiéndome
sugerirle que comience con la mezquita de la M-30, un Viernes por la tarde. Seguro
que el Islam, que es una religión de paz, estará encantado de recibir tan
interesantes puntos de vista.
La Fiscalía,
gracias a Dios, no se anduvo con zarandajas y ratificó la petición de un año de cárcel.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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