Ya
había leído la primera novela de la saga escrita por Clarke hace tiempo, en la
versión editada en la colección RTV de Salvat. También intenté ver la película,
pero me quedé dormido, así que es una de esas cosas que tengo pendientes.
Cuando
tengo que explicar a alguien la diferencia entre las llamadas ciencia ficción dura y space opera, suelo recurrir a la película
de Kubrick como ejemplo de la primera, y a la saga de La guerra de las galaxias como muestra de la segunda. La novela de
Clarke no es tan árida como pueda serlo la película (rara donde las haya,
aunque creo que no llega a los niveles de Solaris…
de ninguna de las dos, y eso que sólo he visto la americana), pero aun así está
repleta de datos científicos y es razonablemente realista…
…para
los estándares de los años sesenta. Si por un lado peca de optimismo –estaciones
espaciales, bases lunares, naves interplanetarias tripuladas, hibernación-, por
otro -¿máquinas de escribir en el siglo XXI?- se queda lastimosamente corta en
sus predicciones. Por decirlo de alguna manera, el día a día avanzó más
rápidamente que la ciencia en general (y la ingeniería en particular) en el
mundo real que en el de la novela.
En cuanto
a la edición que he leído, hacia mitad de la novela parece que el traductor se
hubiera despistado o hubiera puesto el piloto automático, porque algunas construcciones
gramaticales se me atragantan. Y, en general, esa sobreabundancia de pronombres
enclíticos por todas partes…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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