Los
políticos neocom, encaramados al
poder municipal por obra y gracia del partido del puño y la rosa, si algo
tienen claro es que no gobiernan para la totalidad de sus conciudadanos, sino
única y exclusivamente para los que son de su cuerda. Esto es especialmente
claro en el caso de la Ciudad Condal, al frente de cuyo consistorio se halla
una impresentable que he dado en apodar –en uno de esos juegos de palabras tan
ramplones a los que soy aficionado- como bruja
Piruja.
Esta
actriz frustrada, como he dicho, gobierna para los suyos: los antimonárquicos,
los secesionistas, los izquierdistas y los antisistema. Sólo así se explica que,
cuando una pandilla de violentos son expulsados de una oficina bancaria –sin
uso- en la que se habían instalado ilegítimamente, en lugar de darles la
somanta de palos que se merecen –y que parece ser el único lenguaje que
entiende esa gente-, valore adquirir el local y entregárselo a los ocupas (literalmente,
la teniente de alcalde dijo que de
encontrar un precio adecuado no descartaban nada), y que, si no lo hace es por
el precio desorbitado.
Y
luego hablan de los tópicos sobre los catalanes…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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