Las
alcaldesas neocom de las dos ciudades
más grandes de España recibieron sendas lecciones en el día de las Fuerzas
Armadas. La bruja Piruja, que tiene
una alergia tremenda a todo lo que suene a militar y que no quiere ver un
uniforme ni en pintura, consiguió que miles de personas arropasen a la Hermandad de Antiguos Legionarios en un acto con himnos militares y abrazos con
los policías que discurrió por el centro de Barcelona.
Su colega
doña Rojelia, en cambio, fue abucheada cuando llegó al acto de homenaje a los caídos. Muchos o pocos, los
silbidos a políticos en actos castrenses eran algo que había desaparecido desde
que el bobo solemne dejó de aparecer
por este tipo de actos.
Y es
que más de doscientas mil personas asistieron a los actos del Día de las
Fuerzas Armadas. Madrid fue la comunidad autónoma con más público
(evidentemente), seguida de Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana.
Vox populi,
vox Dei.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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