Suele
ponerse como epítome de la cursilería a cierto miembro del grupo de las coles
adornado con nudos artísticos. Sin embargo, en España tenemos algo que lo
supera de largo, y es un político neocom
a la hora de dar explicaciones por algo.
Tomemos
el ejemplo de la estríper asaltacapillas, a la hora de justificar las
actuaciones de su compañero judeófobo y filoterrorista. Según ella, la
ocupación (con ca) se vería encuadrada dentro de un sedicente derecho a crear ciudad, del que hasta la
fecha no se tenía noticia de su inclusión en el (por otra parte, cada vez más
amplio) catálogo de derechos humanos.
Lo
que se desconoce es si también es un derecho del a ratos barbado y a ratos
rasurado concejal el ocultar que se encontraba imputado por la ocupación del patio Maravillas. Porque resulta
bastante probable que sí supiera que, de acuerdo con el ordenamiento jurídico
vigente, el dedicarse a ocupar inmuebles (o hasta fincas sin edificar, como
acostumbra a hacer el alcalde de Marinaleda cuando no se encuentra asaltando
supermercados) ajenos constituye un delito, aunque sea algo socialmente justo
(según ellos) y doña Rojelia defienda esa actuación.
Se
ve que, además de la diferencia entre acelgas y espinacas, hay varias cosas más
que la ancianita no tiene demasiado claras…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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