Una
semana antes de las elecciones legislativas en el Reino Unido, los radicales musulmanes
(porque eso es lo que son, radicales, y eso es lo que se proclaman, musulmanes;
así que vamos a dejarnos de pamemas y paños calientes) volvieron a atentar,
esta vez (de nuevo) en Londres.
En
un gesto que le honra, la entonces y todavía (de momento) primera ministro,
Teresa (qué manía en pronunciar Cirisa)
May garantizó que las elecciones se celebrarían el Jueves siguiente (visto lo
visto, quizá hubiera debido suspenderlas), y proclamó que hay demasiada tolerancia hacia el extremismo. Según de qué signo, matizaría
yo esa afirmación.
Porque
los racistas, los xenófobos, los ultraderechistas y los supremacistas no son
tolerados en absoluto por la izmierda bienpensante.
En cambio, los comunistas, los islamistas (cuando no matan), los judeófobos y
las feminazis, grupos igualmente extremistas, sí que son tolerados.
Así
que depende quién, cómo, cuándo y dónde.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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