Hace
tiempo ya escribí que la reacción de los estibadores portuarios ante las
reformas que la Unión Europea (iba a escribir Europa, pero he decidido rectificar) me recordaban a los
estereotipos que aparecen en las películas (norte) americanas: una mafia que
pretende mantener su posición de control en su ámbito laboral para así seguir
siendo imprescindibles.
Nada
de lo ocurrido desde entonces ha hecho cambiar mi opinión (hay que señalar es
difícil que yo cambie de opinión, en cualquier caso y en casi cualquier tema:
los hechos podrán ser testarudos, pero yo tiendo a serlo más). Cuando hace un
par de semanas se convalidó en el Congreso el Real Decreto que modificaba el
régimen de la estiba, tras lo que el titular califica como un bronco debate, la reacción de los estibadores fue la menos
deseable, pero también la más esperable: amenazaron con la guerra (literal) y declararon que los puertos arderán.
Es
decir, que con tal de que no coman otros, están dispuestos a tirar la comida y
quedarse ellos sin comer. De lo más inteligente…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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