Pablo
Manuel Iglesias Turrión, Junior para
los lectores de este blog… A propósito, ¿véis por qué me suelo referir a él con
el mote que (creo) yo mismo acuñé, en lugar de emplear su nombre completo? Son
seis pulsaciones contra veintinueve (sí, las he contado), aproximadamente una
quinta parte. Una sola vez puede no ser mucho, pero teniendo en cuenta que el
muchacho aparece por aquí con cierta frecuencia, al cabo del tiempo supone un
ahorro considerable.
A
lo que iba. El mamarracho de la coleta es un individuo con un ego considerable,
podríamos decir que del tamaño de una catedral gótica. Y ojito, que no es que
lo diga yo, es que lo afirmó él mismo con todo el desparpajo del mundo. Por supuesto,
sin la referencia arquitectónica católica, que él, a buen seguro, consideraría
cutre, fachosa, casposa y quién sabe cuántos epítetos denigrantes más. Si él tuviera
que hacer una comparación, diría que su ego es del tamaño de la mezquita Masjid al-Haram, o de la altura del Salto Ángel.
Es,
pues, uno de esos tipos que se cree mierda y no llega a pedo, que tiene que ser
el niño en el bautizo (laico, por supuesto), la novia en la boda (civil, cómo
no) y hasta el muerto en el entierro. Y claro, tanto afán de protagonismo a
veces tiene consencuencias indeseadas…
…como
que vayas a saludar a los taxistas en huelga (en realidad, a salir en la foto,
que es lo que le priva) y recibas un huevazo en toda la chochola.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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