Como demostró en su mitin parlamentario (pues no otra cosa fue la pantomima de la moción de censura, salvo una pálida imitación de las interminables peroratas del –afortunadamente finado- tiranosaurio del Caribe), Junior carece de una idea de Estado para España o, más ajustadamente, la que pueda tener no concuerda con la que figura en la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico, que establece que España es la patria común e indivisible de todos los españoles, así como que la soberanía nacional reside en el pueblo español.
Ambas cosas se las pasan por el arco del triunfo (o por el epidídimo, por otros llamado el forro de los cojones) los secesionistas catalanes con su propósito anunciado de llevar a cabo otro butifarrendum independentista. Y que el neocom de la coleta –y con él toda su grey, que le sigue como los borregos sin cerebro ni criterio siguen al pastor- esté de acuerdo con ellos y defienda sus tesis y sus desatinos jurídicos –hasta un estudiante poco aventajado de primero de Derecho podría rebatir unas y otros, a poco que se pusiera a ello- demuestra que comparte con esos delincuentes el objetivo de acabar con España tal y como la conocemos.
Porque decir que poner urnas no es ilegal es como no decir nada. Todo depende de quién ponga las urnas, cuándo ponga las urnas, dónde ponga las urnas y, sobre todo, para qué ponga las urnas. Y que el consejo de gobierno de la comunidad autónoma de Cataluña ponga urnas, el primero de Octubre, por toda Cataluña (salvo, por el momento, en Lérida capital, donde PSC, C’s y PP votaron en contra de ceder espacios públicos y a favor de que juegue la selección española de fútbol en la ciudad) y para montar un referéndum independentista, es ilegal.
Dígalo Agamenón o su porquero.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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