Si
no fuera porque en el proceso probablemente se llevarían por delante la unidad
de España, uno casi se sentiría tentado de no hacer nada con relación al
separatismo catalán: abandonados a su suerte, los golpistas se dedican a
despellejarse entre ellos aún con más saña que la que emplean en insultar,
denigrar y denostar a España y a los españoles.
Ese
modo de actuar responde, a mi parecer, a una mezcla de ambición y cobardía. Ambición
de alcanzar unas determinadas metas –ilegítimas e ilusas si se quiere, pero
metas proclamadas al fin y a la postre-, y miedo de arriesgarlo todo para
alcanzar ese objetivo. La mezcla podría resumirse, parafraseando al ex jesuita
de tafanario euscaldún, en un vosotros id
agitando el árbol que ya nos encargamos nosotros de recoger las nueces. Tan
miserables como los epígonos del orate vizcaíno, pero al menos si muertos. De momento.
Todo
viene a cuento, esta vez, de la tan traída y llevada delegación de voto. Los pedecatos fugados la mantienen para no acatar la resolución judicial de la opresora
España que les suspende. Pero los ierreceos
impidieron que voten Cocomocho y los
tres parlamentarios regionales presos para evitar que el presidente de la cámara desobedeciera al Tribunal Supremo y fuera, por lo tanto, encausado. El remate
de todo este lío es que los golpistas han quedado en minoría en la asamblea
legislativa regional, con lo que se dio la paradoja (irónica y divertida a
partes iguales si se mira desde Madrid) de que esa asamblea regional rechazó la autodeterminación y la abolición de la monarquía.
Y
todo esto se produce, como digo, con un ocupante (interprétese como se quiera) del
Palacio de la Moncloa más proclive que nunca a sus postulados. Pero vamos,
mejor que yo lo ha dicho el portavoz ierreceo
en el ayuntamiento de la Ciudad Condal, por lo que reproduzco sus palabras sin
quitar ni poner una coma (aunque alguna pondría, la verdad).
A ver Carles Puigdemont, o aceptas la fórmula que permita que tu voto sea efectivo o vuelve para votar personalmente. Deja de pedirnos a los otros lo que tú no estás dispuesto a hacer.
O,
dicho en román paladino: no me seas gallina, Cocomocho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario