sábado, 10 de noviembre de 2018

No sé quién es esta sujeta, ni me importa

El problema con las feminazis no es que digan burradas, auténticas barbaridades: en todas las épocas y lugares ha habido quienes, por esa boquita que Dios les ha dado, han proferido toda clase de insensateces y desatinos. El problema, hoy en día, es que nadie les lleva la contraria por miedo a ser tildado de machista, heteropatriarcal y otros epípetos semejantes.
Yo, a Dios gracias, no tengo ese problema. Suponiendo que semejantes elementos me dirijan esos apelativos, será como cuando alguien de izquierdas me llama facha: me lo tomo como un cumplido y se lo agradezco con una sonrisa (es un decir, rara vez sonrío), precisamente por venir de donde viene.
Voy acabando. Hace cosa de un mes, una tal Marta Nebot –que no tengo ni refitolera idea de quién es ni mayor interés en averiguarlo, como creo que queda demostrado por el hecho de que en todo este tiempo ni siquiera he indagado- dijo que festejar el día del hombre es como celebrar el día del terrorista.
La boutade se comenta por sí sola. Renuncio a calificar a la interfecta, por precaución, no sea que los demás que merecieran el hipotético calificativo me demandaran por incluir a la tal Martita entre sus filas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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