Lo
que tantas veces he dicho de los golpistas catalanes –que dejados a su aire,
son capaces de despellejarse ellos solitos- es algo que igualmente puede
predicarse de otros dos colectivos que también persiguen la destrucción de
España, a saber: los terroristas vascos y sus adláteres, y los neocom.
De
estos últimos hemos tenido un gracioso ejemplo el mes pasado. Resulta que el
argentino defraudador de la seguridad social española se ha comprado un piso en
el muy humilde, proletario y gentil
(de gente) barrio de Salamanca, de Madrid. Por lo visto, acostumbrado como está
a defraudar a las distintas haciendas públicas, ha realizado unas obras en su
nuevo domicilio sin haber solicitado la pertinente licencia municipal. Y hete
aquí que el consistorio neocom que
rige en la Villa y Corte, presto a sancionar a quien sea sin pararse en barras
de si es de izquierdas o de derechas o mediopensionista, ha abierto un expediente al inmigrante argentino.
Cada
vez que pienso que éste es el fruto del espermatozoide más rápido, me echo a
temblar…
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