El
quinto volumen de la saga Millennium
sigue la línea marcada por el cuarto: es decir, que toma los personajes creados
por Larsson y cuenta nuevas historias sobre ellos. Pero son historias a las que
les falta gancho, bastante más ramplonas y bastante más panfletarias que las
del creador de Lisbeth Salander.
Quiero
decir que toca temas como el cambio climático, el auge de los populismos (de
derechas, claro; de los de izquierdas no dice ni mu) y demás, pero en un tono
claramente elegido para que el progretariado
en general pueda seguir sintiéndose a gusto con los personajes.
Por
mi parte, me pasa lo mismo que con las versiones cinematográficas en las que no
interviene Noomi Rapace: que me saben a Quijote de Avellaneda.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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