Un
régimen totalitario de derechas nunca pretenderá ser otra cosa que un régimen
totalitario: ni Pinochet ni Franco, por poner dos ejemplos, pretendieron nunca
haber sido elegidos por el pueblo. Más
bien –seguro en el caso del español, y me lo supongo en el del chileno- se
consideraban colocados por designio divino –por
la Gracia de Dios, rezaba en las monedas con la efigie del Caudillo- para
salvar (al menos, según su concepto de la salvación) a sus respectivos pueblos.
Los
regímenes totalitarios de izquierdas, en cambio, sí que pretenden ser
democráticos. Y no tienen el mayor empacho en autodeclararse populares, aunque si el pueblo pudiera
hablar sin temor es dudoso que diera un gran respaldo a tales sistemas
políticos. Quienes se oponen o critican tales regímenes desde dentro son
tildados de fascistas, pro imperialistas (entendiendo por imperialismo el de Estados Unidos, por supuesto) o lacayos del
capitalismo.
En
los regímenes democráticos –o vamos a dejarnos de paños calientes: en la España
actual-, los partidos de izquierdas tienen pulsiones totalitarias. Y por ello,
consideran de derechas a todos a los
que se les oponen, aunque sean de izquierdas; del mismo modo, si les apoyan,
las formaciones serán consideradas como indudablemente democráticas, aunque,
sobre ser de derechas, sean además de corte racista, supremacista y xenófobo.
Sirva
todo lo anterior para introducir la entrada de hoy. Una entrada en la que la
introducción va a ser más extensa, probablemente, que el meollo del asunto. Y el
meollo es que Vox (ese partido de extrema
extrema derecha, como les gusta decir a los socialcomunistas cuando se
sienten contentos) ha registrado una proposición de Ley en el Congreso de los Diputados para reformar la Ley de Partidos e ilegalizar los partidos separatistas.
Algo
que, por otra parte, debería ser de cajón. De acuerdo con el artículo 6 de la Constitución de 1.978, la creación [de los partidos políticos] y el ejercicio de su actividad
son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Y si hay partidos
que propugnan la secesión, no respetan el artículo 2 de la Constitución, que
establece que la misma se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación
española, patria común e indivisible de todos los españoles.
Naturalmente,
por proponer la perogrullada que han propuesto, los de Vox son unos fascistas. Eso,
por lo menos.
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