domingo, 10 de junio de 2018

A buenas horas

Si por algo se ha caracterizado el Partido Popular del rajoyismo ha sido por elevar el maricomplejinismo a la categoría casi de dogma de actuación. Salvo excepciones, como Aguirre, Cifuentes o Hernando (y no en todas las ocasiones), en general no se han dicho las del barquero a los de la bancada de enfrente (suciolistos y neocom), prefiriendo tirar puyitas y pellizquitos de monja a los naranjitos como si ellos fueran la causa de todos sus males, en lugar de una consecuencia de los mismos.
Ahora, apartados del poder, el PP prepara una oposición sin piedad contra sin vocales para no dejar hueco a Ciudadanos. Si durante estos años hubieran hecho eso, en lugar de abandonar los principios que les llevaron a conseguir dos mayorías absolutas, antes y después del rodrigato y de alentar el miedo al coco-munismo, otro gallo nos cantaría, y quizá ahora no habría que lamentar que una coalición parlamentaria Frankenstein hubiera aupado a la segunda magistratura del Estado a un individuo cuyas únicas cualidades conocidas son la buena planta y la tenacidad.
A toro pasado es muy fácil torear…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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