sábado, 16 de junio de 2018

Que les den…

El progretariado de izmierda reclama para sí y sus ideas un respeto y una tolerancia que no concede a los que mantienen posiciones distintas. Fruto, probablemente, de esa pretendida superioridad moral que ellos mismos se han concedido.
Así, el llamado lobby gay exige respeto y tolerando para sus postulados, su agenda y sus objetivos, pero no tolera un pensamiento disidente. Cuando una pareja homosexual masculina acudió a una pastelería estadounidense para encargar una tarta para la celebración, el dueño del negocio se negó alegando que iba contra sus creencias religiosas.
Los homosexuales, naturalmente, acudieron a los tribunales alegando, no recuerdo si discriminación u homofobia. Ahora, al cabo de los años, el Tribunal Supremo del país ha respaldado al pastelero.
La justicia tarda, pero llega. Esta vez, a tiempo. Bien por el pastelero.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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