miércoles, 13 de febrero de 2019

El monolito se resquebraja

Poco antes de leer esta entrada comenté en otro blog –precisamente el que, hace cosa de un año, me mencionaba- que la izquierda está condenada a autodestruirse por ser, precisamente, izquierda. La entrada que comentaba trataba el mismo tema que ésta, la debacle que se está produciendo entre los neocom.
Se me ocurre según escribo, pero pienso que los totalitarismos de izquierdas –y, no nos engañemos, los morados son totalitaristas hasta la médula- son más proclives a la desintegración y las luchas intestinas que los de derechas. ¿Por qué digo esto, amable lector? Pues básicamente porque las derechas son individualistas, mientras que las izquierdas son colectivistas. Quiero decir que, en teoría, la izquierda aspira a la colectividad, el reparto, el compartir; pero los de izquierdas son también seres humanos (por más que, en algunos casos, nos cueste creerlo), y por lo tanto, tienen deseos y ambiciones personales, que casan mal con la ideología presuntamente colectiva que se les supone.
Dicho esto, la presunta unidad en la izquierda sólo perdura mientras el líder permanece fuerte. En cuanto los aspirantes al trono huelen la sangre, buscan sacar tajada del modo más rastrero y descarado. Es lo que ha ocurrido con los neocom: parecía que el Chepas se había merendado a los paleocom, pero ha bastado que el becario ubicuo haya dado la espantada para que el presunto bolo alimenticio haya percibido la presunta debilidad de Junior y trate de aprovecharla para ganar protagonismo.
En el fondo, no dejan de ser otras ratas que buscan abandonar el barco que se hunde. O quién sabe: siendo los comunistas en general gente de pocas luces, lo mismo pretenden comandar el barco, aunque se esté hundiendo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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