jueves, 21 de febrero de 2019

Proceso al proceso (4)

En el comentario de hoy tenemos una de cal y dos de arena… o viceversa, que con esa expresión nunca he tenido claro qué es lo bueno y qué es lo malo de la mezcla. Empecemos por lo bueno.
Su Majestad el Rey de España, don Felipe VI, ha recibido el Premio Mundial de la Paz y la Libertad que le ha otorgado la Asociación Mundial de Juristas, un galardón tan excepcional que para contar los premiados en medio siglo largo sobran los dedos de una mano. En su discurso de agradecimiento, el monarca declaró que no es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho, pues sin el respeto a las leyes no existe ni convivencia ni democracia, sino inseguridad, arbitrariedad y, en definitiva, quiebra de los principios morales y cívicos de la sociedad. Es decir, que lo que determina si un sistema político es una democracia no es que se vote o no (se vota en Cuba, se vota en Venezuela y se votaba con Franco), sino el imperio de la Ley. No es cierto, como dijo Chistorra, que la democracia está por encima de cualquier ley.
Y mientras, sus compinches declaraban en el Supremo que en los incidentes producidos en el asedio a la Consejería de Economía no había tensión, era una protesta pacífica (que se lo digan a los coches de la policía que acabaron destrozados… pacíficamente, seguro), o que el butifarrendum dos vendría a ser un suceso cuasidivino, puesto que surgió de la nada ya que nadie lo organizó
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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